Entre unas verdes y fértiles llanuras, bañadas por un rio, se divisa la recortada silueta de un extraño animal, que pace libremente entre encinas y brezos.
Los hombres de esta tierra, que lo vieran, quedaran perplejos y decidieran un día ir a su encuentro…
El jefe de ellos se acercó; lo tocó y el animal no se movió …, desde entonces lo adoraron, …, y el destino de un noble animal y de un noble pueblo, quedaron unidos de por vida…
Estamos en el siglo VI a. C. y estos hombres de raíces celtas, eran los vettones… Y este es su poblado: CAURA. Construido sobre un elevado cerro, Caura se convertiría con el paso del tiempo en un importante castro amurallado, una “citanía” que constituiría con ello el origen de nuestra ciudad.
Era el vettón un pueblo montaraz, acostumbrado a la dureza de estas tierras que recorrían en busca de la caza. Pueblo eminentemente ganadero, cuya actividad alternaban con una rudimentaria agricultura. Un día llegaron al lugar unos hombres armados que se adueñaron de todo. Pero los vettones eran un pueblo de espíritu guerrero y combativo, muy arraigado en sus ancestrales formas de vida, cuyo deseo de independencia haría que ofrecieran una feroz oposición al invasor.
¿Nos impondrán sus tributos y se llevaran nuestras riquezas? ¡Los extranjeros se mofan de nuestros Dioses! Quieren nuestras tierras para esclavizarnos! ¡Pero juntos lusitanos y vettones podremos hacerles frente! ¡¡Despierta de tu sueño, Oh Dios de la fuerza y la valentía!! Y el Dios de la guerra despertó. Lusitanos y vettones harían acusa común contra los invasores y al mando de valerosos caudillos, infligieron a los romanos severas derrotas. Los vencedores arrebataron a los romanos los emblemas de sus legiones, para demostrar al mundo que no eran invencibles. Pero al final, cansados de guerrear para sobrevivir, y acorralados por la poderosa maquinaria militar romana, lusitanos y vettones optaron por firmar la paz…, y de esta forma, se abrieron las puertas al dominio romano… Y los invasores sustituyeron los viejos Dioses por la estatua de un hombre de mármol…
Roma lo ha cambiado todo: el arado vino a sustituir a la azada, proporcionando mejores cosechas. La tierra antes sin arar, ahora se laborea, introduciéndose nuevos cultivos. ¡Este años hemos tenido una buena cosecha de aceite! Y ¡este es el mejor vino que pueda beberse en el imperio!
El territorio se articuló a través de vías de comunicación construyéndose calzadas y puentes que unían los territorios urbanos y rurales.
¿Dónde marchas Tancino? Parto hacia Britania, a incorporarme al ejército, en el ala de caballería.
Recorriendo la vía Dalmacia en dirección a Miróbriga (Ciudad Rodrigo) surgía ante los ojos del viajero una imponente ciudad: Caurium. Ciudad amurallada desde finales del siglo III, Coria constituía un importante y próspero centro comercial. A través de sus cuatro puertas, gentes de toda procedencia y condición han ido llegando a la ciudad, unificándose en lengua y cultura con el paso de los siglos. Pero poco a poco, el Imperio Romano va desintegrándose y la inseguridad se cierne sobre sus ciudades, amenazadas por el empuje de los pueblos del norte. Nuestras legiones se ven incapaces de contener las avalanchas de los bárbaros… Suevos, Vándalos, Alanos y Godos asolaran e invadirán las tierras de la antigua Lusitania, entrando toda ella bajo el control de los visigodos en un periodo decadente, que significaría la caída paulatina de las formas de vida Romanas. El final de este periodo iba a venir marcado por la aparición del cristianismo, que se asentaría fuertemente en Coria, constituyéndose en sede de una diócesis, cuyo primer Obispo conocido (Jaquintus), asistiría en el año 589 al Tercer Concilio de Toledo.
Pero pronto la amenaza de otro pueblo y religión se ciernen sobre la ciudad… “Yo, Recaredo, abjuro públicamente de la Herejía Arriana”… “Los musulmanes han conquistado Mérida. Debemos huir al norte” “¡Enterrad las imágenes sagradas antes de partir!”
…
Amanece un nuevo día en la historia de la ciudad; la Medina de Quriya… Desde el minarete de su mezquita , el muecín llama a los fieles a la oración…
Coria se ha transformado en una bulliciosa ciudad, dónde conviven en armonía musulmanes, judíos y cristianos…
En estas tierras se asentaron los bereberes norteafricanos, que dada la pobreza del suelo se dedicaron a la vida ganadera.
Coria fue entonces, núcleo de refugio y de procedencia de bereberes rebeldes. “Las peores tierras nos han correspondido a nosotros mientras que los fértiles valles fueron para los árabes. Sólo luchando contra el Emir acabaremos con esta injusticia… ¡Rebelión! ¡Lucha contra el Emir!”
Pero hoy goza de tal esplendor que el Rey que la gobierna Zeth-Ibn-Casim, la ha convertido en capital de su independiente waliato. Ampliaremos nuestros dominios más allá de la tierra de Alcántara.
La ciudad es alabada por los cronistas de la época por sus fuertes murallas y sus fértiles huertas junto al rio … Y es que el nombre de “Medina” sólo era aplicado a las ciudades de verdadera importancia. Será precisamente su importancia y su privilegiada situación estratégicas lo que la hará ser tan codiciada por los reyes cristianos… ¡Esa ciudad es de una extraordinaria importancia! ¡Quién domine Coria se enseñoreará de toda la región!
Así, Ordoño I de León, saqueó y tomó la ciudad temporalmente en el año 861.
Coria, como paso obligado en la ruta de comerciantes y guerreros, al estar desde entonces en manos de musulmanes y cristianos sucesivamente
La pérdida de Quiriya a manos de ese soberbio infiel es un funesto augurio para nosotros. Si no pedimos ayuda, no tardará en estar todo puesto en desolación y ruina … Así el rey de Badajoz solicitó la ayuda del emperador almorávide de Marruecos que entró en la península y se enfrentó a las tropas castellano-leonesa en Sagrajas. ¡La espada es la puerta que abre el cielo!
El rey Alfonso, derrotado, consiguió escapar de la matanza, refugiándose en Coria con algunos caballeros supervivientes. ¡El rey viene herido!
Coria volvió a caer en manos musulmanas en 1.110, y en 1.142 Alfonso VII de León se plantea su conquista definitiva… La ciudad fue cercada por todas partes se mandaron construir máquinas y torres para el asedio… La conquista de Coria nos abrirá las puertas de las fértiles tierras del sur… ¡Cercaremos la ciudad con todo nuestro ejército! La torre debiera ser más alta que los muros de la ciudad… ¡Tapiad las puertas! Que nadie pueda entrar, ni salir de la ciudad. Los sitiadores comenzaron a destruir los muros de la ciudad, que los defensores combatían fuertemente… ¡Esas murallas son inexpugnables! Pero al final prevaleció el hambre… Moriremos todos de hambre si no entregamos la ciudad… Libremos antes nuestras almas ya que nadie vendrá en nuestra ayuda… Dueño el rey cristiano de la plaza, lo primero que hizo fue restablecer la sede episcopal y hacer desaparecer toda huella sarracena. ¡Limpiad este lugar de la contaminación de Mahoma! Queda consagrado este templo en honor de Santa María siempre virgen y de todos los Santos.
Tras la conquista Coria quedó aislada en la transierra, sirviendo como base de operaciones contra las guarniciones musulmanas. Desde Coria, el rey lanzó sobre Alcántara un ejercito formado por milicias caurienses, capitaneados por el batallador obispo Don Suero, incorporándola a la jurisdicción de Coria en el año de 1.166.
Eran estos, tiempos difíciles de fronteras con Al-andalus, por lo cual la defensa de la ciudad fue confiada a los caballeros templarios. La consolidación de la conquista de Coria llevó aparejada la ocupación de un extenso territorio, prácticamente despoblado, que era preciso repoblar. Para ello el rey Alfonso IX, concedió en el año 1.210 un importante fuero, con toda clase de privilegios para los nuevos pobladores, así van llegando a la ciudad artesanos, campesinos y mercaderes de todos los rincones del reino, que harían que la ciudad prosperara considerablemente. ¡En esta villa no pagaremos portazgos ni otros impuestos! Y estaremos protegidos frente a los abusos de algún señor… ¿De dónde venis?..., de tierras de León. Se dictan leyes para proteger a los campesinos, dedicados al cultivo de cereal y viñedos. La quinta parte de la cosecha será para nosotros, y el resto para el amo de la tierra. Sí, este año, podremos guardar algo para el año próximo. Se establecen duran penas para los que atenten contra la propiedad. ¡Serás condenado por quemar una viña ajena, como si de la muerte de un hombre se tratara!
Se otorga el aprovechamiento comunal de bosques, prados y aguas, aprovechándose las amplias dehesas comunales y baldíos para la abundante ganadería… ¡En estos pastos podrán pastas nuestros ganados sin que tengamos que pagar ningún tributo! El municipio era regido por un concejo, que ejercía la jurisdicción en el nombre del rey. ¡Cinco maravedíes de multa por llamar “cornudo” y “fododúnculo” a este hombre! Y a ti otros cinco por llamarla a ella “gafa” y “encefuladera”.
Se regularán los precios para evitar abusos a una población compuesta por cristianos, musulmanes y judíos que convivieran pacíficamente en la ciudad durante siglos.
Tres meajas me ha costado esta olla de medio cuarto.
Ya sabes que hoy no poder comer pescado, por ser Viernes y estar prohibido a los judíos.
¡Nueve dineros el tercio de carnero, como está establecido!
Tras la conquista llegarán también a la ciudad algunos ilustres familias de alto linaje, que con el paso del tiempo irían acumulando riquezas y posesiones territoriales. Llevaran una vida relajada y palaciega, participando en las famosas monterías del rey Alfonso XI… Ajenos al sufrimiento del pueblo llano, al que le tocó padecer los estragos de la peste negra en 1.342.
¡Estos frondosos bosques son muy buenos para la caza de osos!
Una de estas ilustres familias fue la de los Maldonado, que ya en 1.408 disponían de una capilla en la catedral, para el enterramiento de sus miembros. Fue este linaje el que en el siglo XV costea el actual claustro del convento de La Madre de Dios.
¡Hoy ingresó una nueva novicia! Esto es muy bueno para la prosperidad de la comunidad.
A mediados del siglo XV Coria iba a perder las libertades reales de las que hasta entonces había venido disfrutando para pasar a ser propiedad de Don Gutiérrez de Solís, hermano del Maestre de Alcántara, a quién Enrique IV concedió en 1.425 el título de “Conde de Coria”.
Ahora sufriremos las presiones directas del Conde que nombrará a los Alcaldes y cobrará los impuestos…
Coria se vio envuelta entonces en las guerras civiles de la orden de Alcántara siendo asaltada y ocupada por el clavero de la orden. La ciudad debió ser sitiada por el Maestre de la orden para recuperarla. Todo ello originó la decadencia de D. Gutiérrez de Solís, que por entonces, se encontraba endeudado con el Duque de Alba, D. García Álvarez de Toledo.
Estoy en deuda con vos, señor Duque; no sé cómo podría pagaros por la merced prestada. ¿Podéis cederme la ciudad de Coria, como garantía del préstamo?
Así el Conde entrega en 1.470 la ciudad de Coria su tierra, al duque de Alba, el cual comienza en 1.472 la construcción de un poderoso castillo, cuya obra ejecutó el cantero Juan Carrera.
Este será el signo de mi poder frente a mis vasallos y enemigos, y más ahora que el rey me ha confirmado en la posesión del título de “Marqués de Coria”. El duque también construye a finales del siglo XV un palacio-fortaleza como baluarte defensivo, que con el tiempo se transformaría en un aristocrático palacio, con todas las comodidades y elegancia, donde se combinará lo palaciego y lo defensivo. En la actualidad este palacio es propiedad del Famoso escritor “Rafael Sánchez Ferlosio”.
¡Excelentísimos días, señor Marqués! Acercaos a este hermoso mirador, hay unas vistas fantásticas! Atraída por el esplendor de la ciudad se estableció en Coria una imprenta, que realizó la edición del primer libro impreso en Extremadura. Este es el primer ejemplar; se llama “Blasón general y nobleza del universo”.
A partir del siglo XVI, la población de Coria iría creciendo paulatinamente… La ciudad se extiende extramuros y se forman arrabales. En 1.498 el obispo Pedro Ximénez de Préxamo decide iniciar la construcción de una nueva catedral. La que ahora tenemos ya se va quedando pequeña … Sí y además está para caerse… A todos aquellos que den limosnas para la nueva catedral les serán perdonados todos sus pecados. Lo cierto es que en esta iglesia ya no cabe la mitad del pueblo. Así sobre la fábrica gótica del siglo XIII y XIV se comenzará a alzar la estructura de una nueva catedral…
Ya está terminada la capilla mayor, ahora habrá que levantar las paredes de la vieja nave. Diversos maestros fueron participando en las obras, y pronto surgieron problemas por la calidad de la obra realizada.
¡Necesitamos el informe de otros maestros para que examinen lo que está hecho y vean si lleva algún desperfecto!
Se observan muchos y grandes defectos sobre los pilares ¡la obra debiera ser paralizada! El estado de la catedral seguiría siendo lamentable. El peligro de ruina es evidente. Creo que se debieran celebrar los oficios divinos fuera de la catedral. En 1.547 el cabildo catedralicio decide nombrar a Pedro de Ibarra como nuevo maestro mayor de las obras, el cuál residió en Coria y trabajó en la ciudad hasta su muerte. Pero con el tiempo, surgen los problemas económicos… el cabildo ha confesado no tener dinero para pagarnos; por eso nos pagan con trigo.
Pero a pesar de ello continuaron los embellecimientos de la catedral configurando sus bóvedas, nervaduras y bellas portadas bajo las directrices del maestro Ibarra. ¡Habrá que hipotecar varias dehesas para continuar con las obras! A finales del siglo XVI Coria constituye un núcleo urbano cuya población se dispone en el interior de su recinto amurallado y en tres arrabales que han ido surgiendo: el Arrabal de San Francisco, el de la Corredera y el del Carmen.
En estos años, el reino se vería sumido en una profunda crisis como consecuencia de la escasez de cosechas y aparición de epidemias. ¡Es la peste! ¡Cielo Santo! Por si no teníamos bastante con la sequía. La escasez originó hambre y desnutrición, encargándose los conventos y hospitales de la asistencia de pobres e indigentes. Para atender a tanto necesitado proliferan las instituciones caritativas, aunque esta ayuda oficial no parece suficiente. La ayuda oficial no basta, haremos unas rogativas a la Virgen.
Durante el siglo XVII, se hacen frecuentes las rogativas, convirtiéndose desde entonces en costumbre trasladar las imágenes de la Virgen de Argeme a la ciudad. ¡Que la Santísima Virgen nos traiga la ayuda que tanto necesitamos! También se generaliza la adoración de las numerosas reliquias de la catedral en busca de indulgencias y milagros.
¡A ver si sacando las reliquias se aplaca tanta lluvia! ¡Es el auténtico mantel sagrado de la última cena! ¡Por favor no empujen!
La crisis originaría un descenso demográfico. Las campanas sólo tocan a difunto. ¡Sí, hace tiempo que no suenan “las pascualejas” anunciando bautizos!
Y la situación se agrabaría a partir del año 1.640, ya que a la ruina y enfermedades se unirían la guerra contra Portugal, que asolaría toda la región durante 28 años…
Los portugueses se han sublevado contra su majestad.
¡La guerra es inminente!
Los generales pronto piden al cabildo suministros para sus tropas.
Aquí no hay trigo suficiente mi General.
La presión fiscal aprobaría aún más la penosa situación de la población. Necesitamos más trigo y municiones. Será necesario repartir el gasto entre todos los vecinos.
Las defensas de la ciudad se refuerzan ante el temor de un ataque que no tardaría en producirse, y en 1.652 los portugueses incendian los arrabales de Coria y roban su ganado. Se piensa en el traslado a Cáceres de los tesoros de la Catedral. Hay que procurar que los portugueses no se apoderen de estas reliquias, que fueron traídas de Roma por el Obispo D. Suero en el siglo XIII, como regalo del papa. Y se forman los escuadrones para defender la catedral ante la proximidad del enemigo.
La guerra sería una sucesión de pequeñas escaramuzas, rapiñas, que solo traerían desolación y ruina… Y como queriendo huir de tanta miseria el rio desvío su curso a mediados del siglo XVII, debiendo desde entonces cruzarse en barca.
Nos marchamos de esta tierra, hartos de rapiñas y saqueos. Hasta el mismo rio parece que quiere marcharse de aquí.
¡Si vas a Coria por un deleite, verás puente sin rio y rio sin puente!
En estos años aparecería en Coria un personaje de leyenda, que llegaría a formar parte de la cultura popular; “el bobo de Coria”. Juan Calabazas fue un bufón al servicio del Duque de Alba, que llegó a la corte, donde fue inmortalizado en sus cuadros por Velázquez.
… ¿Cuéntame otra de tus historias tan graciosas, Juanito? … Recuerdo una vez en una posada, cuando unos arrieros preparaban una cena…
¡Vaya guiso de patatas que nos vamos a “jincar! … En esto, entró en la posada un mendigo… ¿Podéis darme un bocado para cenar? ¡Lárgate! Aquí no hay nada para ti… Dejadme al menos poner un mendrugo al vaho del caldero. ¡Está bien! Pero deberás pagar por ello… Sí, entregad a Juan Calabazas, como depositario, unas monedas en pago.
Así lo hizo… Y cuando el mendigo se marchó, los arrieros quisieron cobrar. Bueno danos esas monedas, calabacillas. ¡Acercaos y escuchad como suenan! … Si el mendigo se ha conformado con el olor del guiso, vosotros quedáis bien pagados con el sonido de las monedas… Cómo veis este calabacillas no tenía un pelo de bobo. Tras las penurias sufridas a lo largo del siglo XVII, la vida va recobrando poco a poco la normalidad. La tierra vuelve a labrarse, y el trigo a recogerse, aunque siempre dentro de una relativa pobreza de medios y posibilidades. Las almazaras vuelven a moler su fruto, que junto con tejedores, tintes y chocolateros, componen la pequeña actividad industrial de la ciudad. La ciudad va recobrando su pulso, y se reanudan las creaciones artísticas. Así, a mediados del siglo XVIII, se construye la torre de la catedral y el retablo. Manuel Larra Churriguera participó en estas obras, así como en la espadaña de la iglesia de Santiago.
¡Al fin se acabó de construir la catedral!, ¡Sí y ya es un milagro que se mantenga en pie!
Sin embargo en 1.755 el terremoto de Lisboa destruyó la torre de la catedral, ocasionando daños en su interior y numerosas víctimas. Pero la torre se reconstruyó nuevamente en el año 1.760
Veintitrés de junio, es la noche de San Juan: un toro es traído a la ciudad para ser encerrado en el corral de la plaza Mayor… Y el capazo arde en la noche. Con la primeras luces del alba, comienza el día más largo del año, y el tañido de una campana anuncia que el toro va a salir… Y entre un callejón de mozos, sale del toril, el toro de San Juan.
¡Hace siglos que celebramos los San Juanes!
Y el toro, como se viene haciendo desde tiempos inmemoriales, recorre las calles de la ciudad de Coria. Para deleite del pueblo…
A finales del siglo XVIII, el gran viajero y arqueólogo español Antonio Pons pasó por Coria y reflejó en su obra el estado de la ciudad. “Esta fortaleza es uno de los abandonos más dignos de compasión que he visto por cuantas partes he viajado”.
En estos años era obispo de Coria Juan Álvarez de Castro, que mostró un vivo interés en mejorar las condiciones de su Diócesis… Sobre el lugar que ocupa este castillo podríamos edificar el nuevo Seminario… Pero el Señor Duque, su propietario, se opone a cedérselo…
Este era el Obispo de la ciudad cuando las tropas napoleónicas atraviesan la Sierra de Gata, camino de Lisboa, volviendo la ciudad a verse envuelta en un nuevo conflicto. Pronto la junta de Gobierno ordena que se armen los hombres del Partido…
¡Vengo a alistarme como voluntario! Álvarez de Castro pronto toma partido animando a la lucha por medio de pastorales. ¡Hay que tomar las armas y apoyar a la Junta de Gobierno contra el invasor!
Pero los franceses ocupan Coria en el año 1.809, decidiendo refugiarse el Obispo en los pueblos de los alrededores… ¡Ese Obispo es un elemento subversivo peligroso que hay que eliminar!, creemos que se encuentra oculto en la Sierra… ¡Búscalo!
El obispo ya anciano y medio ciego, es descubierto en Hoyos por una patrulla francesa, siendo asesinado junto con algunos servidores.
(Por el años 1.200 un campesino morisco labra su terruño con ahínco y de repente, el buey se detiene… La reja del arado está frenada por algo… El labrador desentierra el objeto, que resulta ser la talla de una virgen… Para conmemorar tan significativo hallazgo, se erigió en ese lugar una ermita, donde hoy día se venera la imagen de la Virgen de todos los corianos. ¡Nuestra Señora de Argeme!)
Hoy es día de feria…, y a la ciudad van llegando mercaderes y feriantes de toda la comarca y alrededores: ¿A dónde marcháis? ¡A la feria de Coria a mercar una novia! …, y el pueblo entero acude en romería a esta ermita, en torno a la cual se celebra todos los años una importante feria…
¡Mire que ejemplar por ese precio es una ganga!, ¿Este año está muy concurrida la feria eh?
¡Estos son los mejores paños de Torrejoncillo señora!
¡Compren quincalla de la mejor calidad!
… Y es que hay que tener en cuenta que la ciudad ha duplicado su población en los últimos cincuenta años… Sí, ya somos más de 2.500 almas… ¡Y los que vienen de camino! Sí, ..., ya sabes el dicho, quien en San Juan sanjuanea… ¡En marzo marcea!
Hoy se levanta junto a esta ermita, otra de moderna construcción. Día a día, la ciudad va creciendo y experimenta a lo largo de los siglos XIX y XX un desarrollo y crecimiento notable. En el año 1.900 la ciudad cuenta con 3.142 habitantes. Este desarrollo significó el punto de partida en la transformación de Coria. Entre los primeros proyectos del siglo XX, se encontraba el de la construcción de un anhelado puente que cruzara el río Alagón. Los hermanos Salvador y Próspero Ardura fueron los ingenieros encargados de las obras en 1.908.
Creo que este es demasiado puente para semejante riachuelo. No se fíe don Salvador, que cuando a este río se le hinchan las narices… Y efectivamente tras las lluvias de ese otoño el río experimentó tal crecida que arrastró parte de la estructura del puente, llegándose incluso a temer por él. Y el pobre Don Salvador del bigote se tiraba, porque el pequeño riachuelo el puente se lo llevaba.
Pero finalmente se terminó la construcción del mismo, lo que supuso un importante avance en la comunicación de la ciudad. ¡Por fin se acabó eso de cruzar el río en barca!
Y la ciudad siguió creciendo y aparece una pequeña burguesía que dejó su huella en algunos edificios modernistas. Por el contrario, la comarca seguía siendo una zona eminentemente agraria donde la mayoría de los trabajadores eran braceros sin tierra, que trabajaban en unas duras condiciones por mísero jornal.
Las desigualdades sociales y la radicalización de las posturas políticas originarán tensiones que desembocarían en la fraticida contienda civil de 1.936-39. En Coria el capitán de carabineros Jesús Corbín, se unió a la sublevación militar y controló la ciudad y su comarca con facilidad. Después se producen actos represivos como el asesinato del anterior alcalde republicano, D. Vicente Lisero, entre otros, lo que causó gran conmoción en la ciudad.
Con la postguerra llegarán los años del hambre debido a la recesión económica y surge el estraperlo, cómo único medio de vida para algunos. Para intentar la recuperación económica, se construyen en los años 50 los embalses de Gabriel y Galán y el de Borbollón y se convierte con ello al regadío todo el valle del Alagón. Los cultivos de secano antes predominante, dejan paso a otros como el maíz, tabaco ó algodón que hoy son vitales para el desarrollo de la zona.
Como consecuencia de ello, surgen en el término de Coria dos nuevos pueblos de colonización; Puebla de Argeme y Rincón del Obispo. A los colonos se les asignaron pequeñas parcelas de terreno… Pero todo esto no evitó que en los años 60 se produjera una emigración masiva hacia zonas industriales. Poco a poco va surgiendo una pequeña industria de transformación de productos, que ha convertido la ciudad, hoy día, en una incipiente zona industrial. Y como principal núcleo de población de la zona, constituye también un importante centro comercial y de servicios, sobre todo tras la apertura en 1.987 del Hospital comarcal.
Pero sin duda es en el turismo dónde Coria tiene una importante baza, para afrontar el futuro con optimismo. La gran riqueza biológica que atesora su entorno puede disfrutarse en las riberas de su río y muy especialmente en las instalaciones deportivas y de recreo de la Isla.
¡Y desde 1.995 en el parque de cadenetas!
También puede descubrirse su potencial turístico recorriendo las estrechas calles de su casco antiguo, cuyo interior atesora uno de los legados históricos de mayor riqueza de la provincia… Ó disfrutando de sus famosa fiestas como la Romería, ó las fiestas de San Juan, declaradas de interés turístico nacional.
Para finalmente desde la promoción y difusión de la cultura conseguir elevar la calidad de vida de todos los ciudadanos de Coria.
Esta es la historia de esta hermosa ciudad milenaria enmarcada en un paraíso ecológico y artístico que tenemos la obligación de conservar y transmitir a generaciones futuras. Pero eso …, será otra historia…
FINAL
Escrita por Ramón Valiente Rodríguez.
De recuerdo hacia su pueblo.
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