martes, 13 de abril de 2010

SOBRE EL AGUA Y LOS ANTIGUOS

Bien es sabido por los estudios científicos que el agua, al menos bioquímicamente, es, el origen, o si lo prefieren, “la cuna” de la vida. Los antiguos jamás llegaron a saber ni conocer ese proceso tan lento, de surgir el milagro gracias a la combinación de “elementos químicos” en ambientes reaccionarios, manifestándose en forma de esas primeras bacterias ó moléculas microscópicas que mutando versus evolucionando con el pasar de los milenios llegaron a ser animales y vegetales de todo tipo.

No señor, los antiguos, entiéndase por ellos, a los primeros homínidos inteligentes y erguidos, cazadores, recolectores y nómadas en principio, que dejaron sus estelas de guerreros en forma de piedras hincadas, junto con sus dólmenes, menhires y arte en nuestras dehesas , aquellos hombres “intuían” la importancia vital del agua como elemento básico en el ordenamiento del universo… Percibían, observando en el discurrir de los ríos y en el rugir de los manantiales su poder cristalino… Poder generador de vida… Por ello veneraban como sagrados los lugares dónde se producían los nacimientos fluviales; las confluencias de los ríos eran ideales para establecerse a vivir en comunidad debido a la atracción casi magnética que estos parajes ejercían sobre aquellos parientes antepasados. Durante muchos siglos, los humanos construyeron castros interamnia (entre ríos), llegando a ser un modelo de hábitat geosocial generalizado en muchas zonas...

¿Quién domina sobre quién? Se preguntaban invocando en oráculo a Arentius ó a Salamati; ¿Agua, Fuego, Tierra ó Aire?…, depende… Más bien unos reaccionan a los otros y estos a su vez interaccionan con los unos… Todo este batallar de los elementos entre sí, es, según los antiguos, lo que desató a Kronos, el primero de los titanes, el tiempo, el quinto elemento…

Para los antiguos, el Agua, era la madre de todos los elementos… La auténtica identidad de lo cíclico, lo que perdura consumiendo otras formas de energía, como la vida misma escapando de nosotros en nuestra muerte, como un bucle infinito que se repite en la descendencia...

El agua, es en muchas religiones, símbolo de purificación, de limpieza, de renacer, de volver a empezar, de fluir en la vida, suave, sin prisa pero sin pausa. El agua era un vínculo directo con los mismísimos dioses…

Al sumergirte buceando en cualquier rio, si te dejas llevar al fondo, neutro totalmente, puedes sentir la porción de vida que eres tu mismo, dentro de la VIDA. Esta sensación debe ser parecida a lo que experimenta un feto en el útero de su madre.

Dejando a un lado la metafísica de los sabios antiguos, impacta sin embargo, comprobar mediante nuestros cálculos contemporáneos desarrollados por sofisticados programas de ordenadores, que la proporción ( Aunque  Da Vinci ya postuló esta teoría en el renacimiento) del agua, tanto en la naturaleza, como en los animales incluyendo a la especie de los humanos, es la misma. Dixit: 3/4 partes del planeta, y de nosotros mismos, son agua.

El oráculo, en cambio, reveló el conocimiento sobre los elementos a los antiguos druidas prehistóricos a través de este verso antiquísimo traducido del latín clásico. En él se aprecia entrelíneas cómo AGUA desarrolla las 3/4 partes de las fuerzas que equilibran el estado de la naturaleza. Dice así:

"... AIRE necesita a AGUA para poder fecundar a TIERRA.
TIERRA necesita a AGUA para que FUEGO no la devaste.
Et FUEGO necesita a AGUA para calmar la sed de AIRE."

No hay comentarios:

Publicar un comentario